miércoles, 2 de julio de 2008

MÓDULO: Bases y Aplicaciones en tecnologías Aplicadas –Junio

Algunas reflexiones sobre la Web 2.0
Admito que el espacio virtual me ha conquistado: de nada sirvieron los recelos, dudas y prejuicios formulados desde mi mirada de “inmigrante-digital-recién-llegada”. Es imposible seguir ignorándolo, el interés por ingresar y conocer este ámbito (que curiosamente se apropia tanto de lo real como de lo intangible) está instalado. Desafía mis ordenadas estrategias de lectura y otros tantos sistemáticos procedimientos de aprendizaje desarrollados en el siglo XX que, hasta el momento, fueron útiles para operar en un mundo tangible y concreto donde el “espacio” tenía como base al Planeta Tierra y el “tiempo” transcurría sin sobresaltos enmarcado en rigurosas categorías capaces de distanciar pasado, presente y futuro.
Los interrogantes surgen desordenadamente: ¿Cómo abordar este “nuevo mundo”? Surge una imperiosa necesidad de descifrarlo para poder aprehenderlo: ¿Mundo paralelo a la sociedad en la que construyo mi realidad cada día? ¿Mundo actual? ¿Mundo habitado por las nuevas generaciones? ¿Mundo que asegura la participación de
todos en la construcción de conocimientos?
Confiando en mis habituales modos de conocer, comienzo por abrir la puerta mágica (Internet) y descubrir la Web 2.0 de la mano de Cobo Romaní y Pardo Kuklinski (2007) y de Castells (2001) para advertir sus ineludibles relaciones con la educación.

Aproximaciones a la Web 2.0
El conocimiento y su propiedad sinérgica son importantes fuentes del profundo cambio operado en las sociedades actuales. Son impactantes los planteos de Bell (1976) al señalar que los cambios no estarían dados sólo por la evolución de una sociedad industrial hacia una sociedad post-industrial sino que el tratamiento de los datos y la información sería el paradigma que afectaría profundamente a la vida moderna.
Castells (2001: 3) reconoce tres fuentes que combinada y simultáneamente dan origen a Internet: “…Internet se desarrolla a partir de la interacción entre la ciencia, entre la investigación universitaria fundamental, los programas de investigación militar en Estados Unidos -una combinación curiosa- y la contracultura radical libertaria. Las tres cosas a la vez.” También advierte de la existencia de una cuarta fuente (la cultura empresarial) que acercó Internet a la sociedad.
La contracultura libertaria, representada por las comunidades hackers, desarrolló sistemas de colaboración que permitió el libre intercambio de conocimientos y la construcción colaborativa del saber en los años ’60 y ’70, fundando así los principios en los que se basa la Web 2.0. Al respecto Cobo Romaní (2007:44) cita a Himanen quien
“agrega que la motivación principal que impulsa esta apertura creativa es el deseo de aportar conocimientos, aprender cada vez más y el reconocimiento de los pares”
Esta idea de conocimiento abierto encontró su concreción en conceptos concebidos por diferentes autores, citados por Cobo Romaní (2007: 44):
· Intecreatividad: Berners-Lee, 1996
· Inteligencia colectiva: Lèvy, 2004
· Multitudes inteligentes: Rheingold, 2002
· Sabiduría de las multitudes: Surowiechi, 2004
· Arquitectura de la participación: O’Reilly, 2005

La colaboración y la participación son los puntales a partir de los cuales se entrelazan y crecen los contenidos de la Web 2.0 siendo éste el contexto que otorga nuevos significados a prácticas vinculadas a la producción e intercambio de conocimientos. Su efecto en la modificación de las relaciones sociales son inevitables y los autores antes mencionados transmiten su propia perspectiva de “conocimiento abierto” analizando el impacto en las interacciones sociales: “perspectiva tecno-social” (2007:45), “proceso social de intercambio” (2007:45), “entorno de coordinación sin jerarquía” (2007:46), “grupos espontáneamente constituidos” (2007:46), “nuevas dinámicas de construcción del capital social” (2007:47), “desdibujamiento del contexto social en la práctica individual” (2007:47), “decisiones colectivas” (2007:48), “valoración del usuario” (2007:49). Así, conocimiento y sociabilidad serían las dos caras de la moneda de circulación pública en el ámbito de la Web 2.0.
Castells (2001:11) distingue la sociabilidad real de la virtual, destacando que “las comunidades virtuales son tanto más exitosas, cuanto más están ligadas a tareas, a hacer cosas o a perseguir intereses comunes juntos”. El sostenimiento de las comunicaciones y/o interacciones sociales está dado por el interés en crear o producir en colaboración ya que se potencia la capacidad de generar conocimiento.
Pareciera que en esta dinámica caben “todos”, que hay sitio para alojar a “todos”, lo cual permitiría a las personas incluirse en la sociedad a través de la apropiación del saber construido por la humanidad. Al respecto, Kuklinski (2007:90) cita a Wilhelm ((2004) quien “propone una sociedad más eficiente pero inclusiva, ya que el analfabetismo digital (como un nuevo formato de discriminación) puede ser letal en grupos sociales ya marginados a pertenecer a un menos competitivo mercado analógico off-line. En este mercado, el bajo nivel educativo repercute en incapacidad para buscar información, escogerla, producirla e interactuar con todo tipo de interfaces digitales”. Las nuevas condiciones impuestas por la sociedad del conocimiento como contexto, contempla la exclusión como uno de sus procesos constitutivos. Esta exclusión estaría dada por el escaso desarrollo de capacidades que faciliten una participación activa en el proceso de intercambio de conocimientos que favorece la Web 2.0: buscar y procesar información y transformarla según los objetivos buscados (Castells, 2001:7).
Entonces, la educación tiene una llave. Es necesario materializar legítimas vías de inclusión en la sociedad del conocimiento.: “agregar valor al intercambio de información” (Cobo Romaní, 2007:44) potenciando habilidades, capacidades que transformen al usuario en productor crítico de contenidos para que habite de manera productiva en la Web 2.0.





BIBLIOGRAFÍA:
· Cobo Romaní, Cristóbal; Pardo Kuklinski, Hugo. (2007). Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food. Grup de Recerca d'Interaccions Digitals, Universitat de Vic. Flacso México. Barcelona / México DF. E-book de acceso gratuito. Versión 0.1 / Septiembre de 2007 ISBN 978-84-934995-8-7
· Manuel Castells (2001): Internet y la sociedad red. Lección inaugural del programa de doctorado sobre la sociedad de la información y el conocimiento UOC.

MÓDULO: Transformaciones y Desafíos de la Educación – Mayo 2008

Herramientas tecnológicas y escuela
En mi desempeño profesional como Asesora Pedagógica en escuelas de Nivel Primario y Medio, las oportunidades de trabajar en proyectos que involucren a las nuevas tecnologías no han sido muchas.
En un principio, éstas se han relacionado sobre todo con la urgencia de las instituciones de responder a las exigencias sociales de enseñar a los alumnos a utilizar la PC y a navegar por Internet.
Ante el anuncio del arribo del equipamiento, la institución inauguró el Aula o Laboratorio de Computación, atendió a las condiciones de seguridad que requerían la presencia de estos costosos aparatos y una vez instalados en la escuela se comenzó a pensar en el perfil profesional del docente que estaría a cargo del Laboratorio y del aprendizaje de los alumnos.
Este estado de cosas marca, en los casos referidos, el inicio de una relación conflictiva entre escuela y nuevas tecnologías y hace evidente que en estas situaciones se privilegian los medios tecnológicos por sobre los procesos de enseñanza y de aprendizaje, otorgándoles la categoría de garantes de “actualización pedagógica”. Al respecto, Begoña Gros (2004:2) refiere: “Los avances de la tecnología se incorporan en la educación sin que haya una reflexión y un estudio sobre las repercusiones educativas de los medios”.
Más adelante en el tiempo, hubo conexión a Internet y las PC ganaron otros espacios: dirección, administración, sala de profesores. Pero existían (y existen) espacios donde aún no se encuentran: aulas y biblioteca.
La realidad es que, a pesar de la presencia física de las PC, las prácticas escolares no se modificaron ni enriquecieron: los aparatos están en el Laboratorio de Computación y los docentes y los alumnos en las aulas.


Herramientas tecnológicas y vida cotidiana
Como contrapartida, las nuevas tecnologías tienen una especie de omnipresencia en la vida cotidiana de esos mismos habitantes del espacio escolar y no se limita al uso, por cierto intensivo, de la PC e Internet.
Desde una perspectiva personal, además del uso del teléfono celular consagrado como la posesión tecnológica más extendida, puedo reconocer otras herramientas de la Sociedad de la Información que modificaron mis rutinas y modo de vida. Entre ellas identifico: las computadoras portátiles, la posibilidad de conexión a Internet a través de Wi-Fi en lugares públicos y privados, las agendas electrónicas (Palm), los scanners e impresoras láser y a chorro de tinta, la realización de operaciones bancarias como el pago de servicios, impuestos vía Internet, la cámara digital, los tensiómetros y termómetros digitales, los nuevos y cada vez más precisos instrumentos de diagnóstico que permiten la detección precoz de enfermedades o afecciones, los lectores de códigos de barra en los comercios, las lectoras de CD y DVD, los Pen-Drive, los I-Pod, MP3 y MP4.
Uno de las efectos de esta penetración en las múltiples actividades cotidianas, es la flexibilización en la concepción y el uso de los tiempos y espacios, a saber: se puede trabajar, cumplir con obligaciones impositivas y socializar no sólo en los lugares tradicionalmente destinados a realizar estas actividades (escuelas, oficinas, bancos, bares) sino también pueden ser realizadas al mismo tiempo gracias al teléfono celular, la PC e Internet; también es posible escuchar música y aprender idiomas o escuchar conferencias mientras se espera el colectivo o en el consultorio médico. Los avances en diagnóstico médico facilitados por las nuevas tecnologías, han demostrado que es necesario tomar algunos recaudos y controlar la salud periódicamente, aún cuando no existan síntomas que indiquen la presencia de enfermedades.
Los efectos sociales de las nuevas tecnologías no sólo se reflejan en los hábitos y costumbres, sino que también reconocemos su presencia en la construcción de subjetividades. Los productos tecnológicos forman parte de las notas de identidad que hemos naturalizado (falsamente) como propias de adolescentes y jóvenes. Estos “nativos digitales” los reconocen como constitutivos de su entorno y se apropian de ellos desarrollando capacidades adecuadas para comprender la estructura lingüística de la tecnología y de los medios de comunicación.


¿Qué educación en la Sociedad de la Información?
Autores como Levis (2004) y Castells (1997) advierten sobre la desigualdad de los diferentes países y de los distintos sectores que los componen en el rol que los mismos desempeñan y en la producción y acceso a las tecnologías de información y comunicación sobre las que se funda la Sociedad de la Información. Al respecto Levis advierte que esta situación impide hablar en singular sino que cabe la denominación “Sociedades de la Información” que habilita a reflexionar sobre el aumento de las desigualdades en el desarrollo de los países. Es interesante su llamado a abandonar declaraciones y visiones que rayan con la construcción de un nuevo mito alrededor de las capacidades de las TIC para mejorar la calidad de vida de la sociedad en su conjunto. Lo que reclama es la propuesta concreta de acciones que tengan en cuenta “…las dinámicas socioculturales locales que impulsan los procesos de apropiación local de las tecnologías…”
Estas reflexiones interpelan a la educación al demandar la construcción de un proyecto local de incorporación de las tecnologías que contemple estas dinámicas socioculturales e incluya a alumnos y docentes. Otra lectura pertinente es la urgencia de abandonar la creencia en el mito de que la sola presencia de la PC en la escuela garantiza novedosos y actuales procesos de apropiación de conocimientos.
El desafío se plantea en el esfuerzo de superar la idea de “aprender a usar la tecnología” o usarla de manera pasiva y avanzar más allá teniendo como norte el desarrollo de la capacidad de trabajar con la información y el conocimiento analizándolo, comparándolo, produciéndolo y difundiéndolo. Se trata, al decir de Morin (1999: 53 y :48)”...de sacar provecho de la tecnología…” para “…favorecer la aptitud natural de la mente para plantear y resolver los problemas esenciales y (…) estimular la plena utilización de la inteligencia general”.
La presencia de las herramientas tecnológicas en el espacio escolar, ya sea por el empleo personal o formativo que le otorgan alumnos y docentes, obliga al reconocimiento de una diversidad cultural (las nuevas generaciones, los adultos) presente dentro de la misma cultura (la escolar). Esta ruptura de la idea de una cultura única y hegemónica coloca a la educación dentro de la complejidad y la incertidumbre, interpela los lugares del maestro y de los alumnos frente al conocimiento y cuestiona la naturalidad con la que hemos asumido la asimetría en la relación educativa.
La paradoja planteada entre la naturalidad con que los equipos tecnológicos y las redes informáticas pasaron a formar parte de nuestra vida y las múltiples dificultades y resistencias que se presentan a la hora de integrarlas a las situaciones de enseñanza institucionalizada, plantea la necesidad de discutir y tomar decisiones, entre otras, alrededor de los siguientes aspectos:
· El Proyecto Educativo Institucional: en el sentido de analizar los objetivos institucionales y su coherencia con la exigencia de una práctica que contemple la incorporación de las TIC a la enseñanza.
· La organización de los tiempos y espacios institucionales: de manera que facilite a los profesores el trabajo en equipo y la preparación de sus clases integrando la tecnología.
· La estructura curricular de la formación docente inicial: formada por disciplinas aisladas y reproductoras de concepciones tradicionales de tiempo, espacio y organización escolar.




BIBLIOGRAFÍA
· Castells, Manuel (1997). Prólogo: "La red y yo" en La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura. Tomo I. Editorial Alianza. Madrid.
· Castells, Manuel (1997). Capítulo 1: "La revolución de la tecnología de la información" en La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura. Tomo I. Editorial Alianza. Madrid.
· Gros, Begoña (2004). “De cómo la tecnología no logra integrarse en la escuela a menos que…. cambie la escuela “. Jornadas Espiral. Barcelona
· Levis, Diego (2004). Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información "Modelo para armar” en Signo y Pensamiento nº 44. Bogotá.
· Morin, Edgar (1999). “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”. UNESCO.